En el ámbito literario, apareció su afición por la poesía en 1988. Desde entonces, se dedica a transmitir sus sentimientos a través de esos folios en los que sus poesías, narrativas y cuentos para niños, hilvanados verso a verso se suben en el Carruaje de los Sueños para deleite del lector.
Daría lo que tengo por un beso tuyo, gritaría al mundo entero que te quiero con orgullo. Si te diera lo que tengo te dijera lo que siento, si gastara en ti mi aliento y te dedicara todo mi tiempo ¿No me regalarías de tu vida tan solo “un momento”? - - - - - - - Descalzo por la arena las huellas fuiste dejando, tu perfume varonil me llamaba sin descanso por eso, me fue fácil encontrarte pero tu amor ¿qué rumbo tomó? - - - - - - - El viento me quiso besar y no lo dejé. El sol me quiso abrazar pero lo esquivé. Mi cuerpo rechazaba todo roce, toda mirada, porque vivía del recuerdo
En el rescoldo del brasero Calentaba sus manos, Frías, ásperas y envejecidas Por el tiempo ya vivido. Apenas se tenía en pié, Sus huesos, Machacados por el tiempo Perdieron su agilidad, Y sus ojos conservaban Aquella mirada perdida Legado de tanta soledad En la vida consumida.
Una pañoleta Que tiempo atrás había tejido, Abrazaba su encorvada espalda Causa, de un continuo quejido. Una peineta sujetaba Su retorcido moño color de nácar.
La vida, Como una tela de araña enfermiza La había atrapado, En un mísero rincón ya olvidado, Incluso, Por sus hijos Que un día fueron y son Motivo de delirio.
El brasero consumía Sus diminutas brasas Mientras ella, Con el vaivén de la mecedora, Se iba quedando dormida En la penumbra Que un viejo quinqué, Con su ajada mecha Apenas luz producía.
Así transcurrían Sus últimos días, Empapada de soledad no elegida, En silencio y sin fuerzas
A lo lejos ruiseñores se desgarran al trinar, y os bendicen con su canto
en estos días de Navidad.
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En el portal de Belén llora el niño desconsolado. No llora por hambre ni frío ni siquiera por ir descalzo, llora porque este mundo no sabe cómo arreglarlo.
Quiero ser la voz que guíe la tierna infancia de los infelices.
No hay tren Que se escape ya, Ni reloj que marque Las horas de la prisa.
Ahora la noche acorta Sus delicadas horas Mientras tú piensas en ese nieto Que al alba regresa de marcha, En esa nieta Que de la mano Al colegio siempre acompañas, Porque en su día, El galón de abuelo Lo ganaste con amor.
¡Por eso el oro contigo No tiene comparación!
Con nostalgia al mirarlos Recuerdas tus días de juego Con el aro, las canicas, Y los carros de pala y cañicas.
Bien puedes presumir De ser galán de experiencias Que enhebrando el día a día El calendario llenas de tus Vivencias, Y qué bella sabiduría Encierran los surcos de tu piel Cuando con voz ya cansina
Tus consejos nos saben a miel.
La edad de oro, publicada en: SEMANA CULTURAL DE LA PARROQUIA
DE SAN FRANCISCO DE ASÍS. POESÍAS CARTAGENA, OCTUBRE 2007 Antología poética, páginas 25 y 26
Tu sueño estoy velando Y tu carita acariciando Que parece terciopelo Tan suave que da encanto.
¿Qué pasará por tu cabecita Infantil e inocente Que siempre que estás soñando Sonríes dulcemente?
Quizás entras en un mundo Que es todo de fantasía Y el aire es un payaso Que introduce en ti alegría.
Una música de carrusel En una nube de hará flotar Y golosinas te llevaran Que de alegría te harán saltar.
Pero no te hagas ilusiones Que pronto despertarás Y ese sueño que tuviste
Con ilusión lo recordarás.
Un dulce sueño, publicada en: GENTE EN CARTAGENA. 2003 A beneficio de la Casa Cuna IMPRIME: GALINDO ARTES GRÁFICAS DEPÓSITO LEGAL: MU-2749-2003 Antología poética, páginas 38, 94 y 123
Como el llanto de la amapola Cuando se va la primavera.
Como la orilla de la playa Que enmudece Cuando el verano se aleja.
Como el rubor de los árboles Cuando el otoño los desnuda.
Como el lento caminar de la tortuga, Que el invierno le arrebata.
Las cuatro estaciones Año tras año, Se ceden el tiempo Una tras otra, Quizás entre lágrimas Por lo positivo y negativo Que cada una encierra.
Como las cálidas noches Que a los enamorados Entre verso y verso El verano atrapa. Como el aroma de azahar, Que en primavera Impregna nuestro olfato Como una música celestial.
Como el otoño Con sus lenguas de plata Que al amanecer, La hierba baña. Como la nieve que en invierno, Copo a copo va hilvanando El paisaje, que nuestras Pupilas admiradas Van cosiendo.
Las cuatro estaciones Rubrican su victoria Cada día de San Silvestre, Cuando las campanas Golpean la media noche Con doce agridulces suspiros, Que besando el nuevo año
Lo engalanan con su broche.
Las cuatro estaciones, publicada en: - REVISTA “LA VOZ DEL RESUCITADO” SEMANA SANTA 2008 – CARTAGENA COMPOSICIÓN, MAQUETACIÓN E IMPRESIÓN: LOYGA. ARTES GRÁFICAS REGISTRO DE PROPIEDAD INDUSTRIAL: M-2469943(8) DEPÓSITO LEGAL: MU-684-1992
Aún llevo en los bolsillos Retales de añoranza De atardeceres en el puerto, Donde cada sorbo de brisa Era una quimera Que empapaba mis sentidos.
Aún me duelen Los últimos pasos Que me arrancaron de mi tierra.
Cuando estoy fuera de ella Me siento nómada sin nombre.
Pero capaz de guardar Mis más preciados recuerdos, Como el quejido de los tambores La noche de Jueves Santo… Y ese sol que ruborizaba Mis pómulos Cuando recreaba mis sentidos En la playa de Cala Cortina.
Ahora me siento pájaro sin nido Buscándote En los mapas que encuentro, Y levanto cada pliegue de mi memoria Intentando averiguar La razón de aquella huída.
Sólo encuentro La persistente imagen De nuevos horizontes Que seduciéndome, Me hicieron cruzar fronteras.
No sin antes Dejar grabado en el archivo De mi memoria, El origen de mis raíces Que ordenadamente Y con cautela, Han ido madurando el deseo Que me traería de nuevo A mirarme en su fragancia.
II
Quiero volver a beber La savia de tu embrujo Y brindar con la copa de la esperanza Por tantos ausentes Sedientos de tu abrazo, Nuevos mundos, nuevas historias Les privan de ese calor Con el que día a día Nos abriga tu presencia.
Quiero hacer girar la ruleta de mi destino Y extasiarme nuevamente Con tus calles, tus fachadas, Con mi gente, Y escuchando el aleteo de las gaviotas
Venerar por siempre tu nombre.
Nostalgia, publicada en: BOLETÍN ANUAL INFORMATIVO “A.D.A.S.” NÚM. 5, JUEVES SANTO, 8 DE ABRIL DE 2004 EDITA: ASOCIACIÓN AMIGOS DE SAN JUAN (CARTAGENA) Poesía, página 9
- Hay tanta belleza escondida Bajo las alas de lo desconocido, Que quisiera perderme Allí donde los relojes Duermen sueños eternos. Donde la señora Prisa Y el señor Estrés Perdieron su autoridad. Donde solo dos voces Enciendan sus versos.
Hay tanta belleza escondida En el alma de un poeta, Que quisiera ser el papel Que acaricia su pluma Para ser la primera En disfrutar su locura.
Hay tanta belleza escondida En un beso inesperado, Que sientes el corazón Latir con pasión y miedo Y los labios son un volcán Que van vestidos de fuego.
¡Hay tanta belleza escondida Bajo las alas de lo desconocido!
La belleza escondida, publicada en: REVISTA “LA VOZ DEL RESUCITADO” SEMANA SANTA 2008 – CARTAGENA COMPOSICIÓN, MAQUETACIÓN E IMPRESIÓN: LOYGA. ARTES GRÁFICAS REGISTRO DE PROPIEDAD INDUSTRIAL: M-2469943(8) DEPÓSITO LEGAL: MU-684-1992 Poesía, página 47
El silencio se apodera de la duda y se viste de interrogación para deletrear las verdades a medias que se sientan en el escaparate de la sociedad. Vivimos en una constante duda, según para dónde vaya el viento, esta nos sacude su estúpido o acertado abrazo. Dudo de que, aquellos (algunos) que hacen que prolifere la Semana Santa, sepan del significado real de esta, porque al igual que la lucha por el poder, hay eternas rivalidades en las que brilla la prepotencia más que la propia túnica que visten. Dudo de que aquellas personas que verdaderamente aman la Semana Santa y no disponen del bolsillo necesario, puedan pagar el precio de la (obligada) silla que, ocupando varias filas en las aceras, apenas dejan espacio para pasar conteniendo la respiración ante la inminente estrechez. Dudo de que Nuestra Patrona La Virgen de La Caridad algún día pueda sonreír ante el consumismo en el que se han convertido estos actos. La humildad cubierta de paciencia desfila bajo el trono de la esperanza, esperando ansiosa que algún día al son de los tambores, la saeta, y el canto unánime del penitente, abramos los ojos y le demos su merecido puesto en la "Semana Santa”. Hay un halo de luz que es el emblema de la duda, “la Fe”. Como escribió Shakespeare ¿Ser o no ser? Dudo de tantas cosas… que incluso sueño que estoy dudando.
¿Ser o no ser?, publicado en: REVISTA “LA VOZ DEL RESUCITADO” SEMANA SANTA 2007 – CARTAGENA COMPOSICIÓN, MAQUETACIÓN E IMPRESIÓN: LOYGA. ARTES GRÁFICAS REGISTRO DE PROPIEDAD INDUSTRIAL: M-2469943(8) DEPÓSITO LEGAL: MU-684-1992 Narrativa, página 29
Poema dedicado a los familiares de las víctimas que perecieron la trágica noche del 25 de julio de 1972 al volcar la barcaza "Río Tajo" en aguas del Puerto de Cartagena durante la celebración de la Velada Marítima de las Fiestas del Carmen y Santiago, y muy especialmente a los familiares de mi compañera de colegio Cari Meseguer.
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Quiero brindar mis versos a este puerto acogedor porque no hay nadie que más lo mime que los ojos del pescador. Hay dos faros en la costa que alumbran con intensidad, son el faro de la Curra
y el faro de Navidad. En silencio te custodian como fieles centinelas, y llaman al navegante para que descanse en ti sus velas. Tu mano tiendes al marinero cuando de ti se despega y añoras su regreso porque no sabes lo que le espera. Puerto, a ti te canto que te engalanas con los barcos que día a día te miman, tú, eres el alma de Cartagena, a ti que tanto amor inspiras. Tú eres remanso de peces que huyen de las tormentas, las barquichuelas, bogan tus aguas
recreándose, en ese bienestar que les brindas. Eres el amigo que siempre escucha, en ti, ahogo mi llanto, en ti, calmo mi pena, cuando busco silencio en ti lo encuentro, porque las olas se mecen suavemente al vernos frente a frente, para no romper el hechizo que entre nosotros surge.
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En tus entrañas veo tristeza al recordar aquella noche ya lejana de julio en que tus aguas se bebieron mil sueños, mil ilusiones, y hacia ti, quizás sin querer el rencor de muchos corazones, de la alegría pasó a la pena, de la noche al día te convertiste, en manto de luto que veló la ciudad entera. Puerto, aquella velada marítima ¡te marcó! tanto y tanto que sus carrozas, no han vuelto a iluminarte ni acariciarte con su festín. Eres agua salada mar de llanto, quien en ti pierde la vida en tus olas está vagando, es como un grito latente que a ti te está suplicando y te pide consideración para los que en ti van navegando.
Si pudiera arrancar esa espina, que lleva el puerto de Cartagena en su corazón, al igual que las que llevan los familiares, de aquellas personas que perecieron aquella fatídica noche “Qué bonito sería” “Si yo pudiera”
Santiago te dio la espalda, publicada en: REVISTA “LA VOZ DEL RESUCITADO” SEMANA SANTA 2002 – CARTAGENA COMPOSICIÓN, MAQUETACIÓN E IMPRESIÓN: LOYGA. ARTES GRÁFICAS REGISTRO DE PROPIEDAD INDUSTRIAL: M-1702626(1) DEPÓSITO LEGAL: MU-684-1992 Poesía, páginas 30 y 31
Dedicado a aquellos chilenos que regresaron a su patria desde Cartagena a bordo del submarino "Carrera", especialmente a Marco y Ana, Aldo e Iris, Pablo y Sole, y Luis y Loreto, que a pesar de la distancia permanecen en mi recuerdo.
En la habitación se respiraba un aire viciado por el tabaco y la soledad, que poco a poco iba empañando los minutos, las horas…
A lo lejos las sirenas rompían el silencio de una madrugada que parecía no tener fin.
Víctor intentaba llegar lo antes posible al lugar de los hechos pero su bicicleta parecía andar a cámara lenta. Atajando calles logró saltar la barrera de la prisa y situándose a pocos metros del lugar de su destino, comenzó a divisar la muchedumbre que discutía sobre cómo solucionar el problema de la seguridad ciudadana, mientras los niños jugaban entusiasmados y ajenos a dicho tema, manipulaban coches de policía, bomberos, ambulancias, naturalmente imitaciones a los reales, tanto que acudió medio barrio. Realmente fue premeditado para poner una vez más a prueba la ineficacia de la Policía.
Ya en el lugar Víctor intentaba excusarse ante las críticas pero, de súbito se quedó sin voz, y sintiéndose derrumbado volvió tras sus pasos, que por cierto tan solo calzaba una bota, su cabeza la cubría un mugriento sombrero de paja y la placa colgaba de su cuello, pero eso sí, ¡el uniforme lo llevaba impecable!
En medio de tanta confusión recibió una llamada a través de la radio portátil que se abrigaba bajo el faro de la bicicleta, pero alguien llamó su atención, era Óscar un compañero del cuerpo que caminaba al son de la impotencia. Iba manchado de barro como si se hubiese arrastrado en el lodo. Había atendido un aviso que lo dejó… Un hombre estaba a punto de morir ahorcado. Cuando llegó al lugar, varios curiosos esperaban su llegada mirando al moribundo, de inmediato trató de soltarle la cuerda del paracaídas que se le había enredado en el cuello, ante la imposibilidad de no poder llevar a cabo él solo dicha labor, pidió ayuda a los espectadores que no quitaban ojo de este, y nadie se atrevió a acercarse.
Fue una experiencia dura, como tantas otras ya vividas. El paracaidista murió mirándole a los ojos, a la vez que pedía ayuda.
Ante la impotencia de verse solo y no haber podido hacer nada por él, se quitó la placa y la tiró en el barrizal envuelta en quince años de servicio dedicados al ciudadano.
Víctor intentaba consolar a su amigo dándole una palmadita en el hombro a lo que él respondió con una irónica mirada, a la vez que rechinaba los dientes culpándolepor no haberle ayudado, desencadenando un forcejeo inusual entre compañeros.
Ya comenzaba a arañarles la cara, ese lobo que entre montañas asoma rabiosamente abriendo la puerta del amanecer, cuando se apoderó de ellos una lluvia de preguntas que resbalaban en la expresión de sus mejillas.
La alcoba fue poseída por una serie de notas musicales que aturdido le era imposible descifrar, pero que fueron despertándole sigilosamente.
Al abrir los ojos, Víctor se percató de que había quemado sus ilusiones igual que ese cigarrillo que yacía junto a su cama, uno más de cientos que habían dejado sellados sus dedos con un tono amarillento difícil de erradicar. Temía incorporarse, sabía que tras aquellas paredes, aquella ventana, aquellos cristales en los que se difuminaba su imagen cuando repetidamente posaba su mirada perdida, estaba la realidad, esa realidadque nunca aceptará. Se sentía decepcionado de que la administración, el sistema… funcionara así. Se daba cuenta de que había soñado la misma realidad cotidiana con la que se enfrenta, ni aún en sueños se podía evadir de ella. La falta de personal, de medios…
La jubilación estaba próxima y en el archivo de su memoria, ordenadamente, pasaba páginas recordando, su lucha contra la xenofobia entre razas, los robos, y en general todo tipo de desórdenes que afectan al incumplimiento de las leyes.
La esperanza de que soplen vientos nuevos, nunca se pierde. Confiaba en el futuro bienestar de la seguridad ciudadana, porque apesar de todo, en la agenda de su corazónllevaba sellados los valores que le habían trasmitido sus superiores, a quienes casi siempre se descarga la furia culpándoles de ineficientes ante cómo dictar y cambiar las leyes, pero que realmente teníamos que empezar por cambiar los seres humanos y… en definitiva...
Vamos tejiendo maravillas en bastidores de sueños.
Utopía, publicado en:
XVII CONCURSO LITERARIO DE POESÍA Y RELATO CORTO 2005-2006 “EMILIA PARDO BAZÁN”