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jueves, 31 de diciembre de 2009

SOLEDAD

En el rescoldo del brasero
Calentaba sus manos,
Frías, ásperas y envejecidas
Por el tiempo ya vivido.
Apenas se tenía en pié,
Sus huesos,
Machacados por el tiempo
Perdieron su agilidad,
Y sus ojos conservaban
Aquella mirada perdida
Legado de tanta soledad
En la vida consumida.

Una pañoleta
Que tiempo atrás había tejido,
Abrazaba su encorvada espalda
Causa, de un continuo quejido.
Una peineta sujetaba
Su retorcido moño color de nácar.

La vida,
Como una tela de araña enfermiza
La había atrapado,
En un mísero rincón ya olvidado,
Incluso,
Por sus hijos
Que un día fueron y son
Motivo de delirio.

El brasero consumía
Sus diminutas brasas
Mientras ella,
Con el vaivén de la mecedora,
Se iba quedando dormida
En la penumbra
Que un viejo quinqué,
Con su ajada mecha
Apenas luz producía.

Así transcurrían
Sus últimos días,
Empapada de soledad no elegida,
En silencio y sin fuerzas
Para seguir “bailando” con la vida.

Soledad, publicada en:
ALUMBRES 2002 (ANTOLOGÍA)
IMPRIME: COMPOBELL, S.L.
ISBN: 84-87529-79-8
DEPÓSITO LEGAL: MU-247-2003
Antología poética, páginas 30 y 31

1 comentario:

Teresa dijo...

La vida,
Como una tela de araña enfermiza
La había atrapado,
En un mísero rincón ya olvidado,
Incluso,
Por sus hijos
Que un día fueron y son
Motivo de delirio.

Como me ha dolido este poema, Rosa...

Tengo a mi madre en una residencia y aunque voy a verla, creo que no es suficiente, que tendría que hacer algo más...


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