I
A ese marinero
de alma serena
que navega mar adentro,
el que sus besos saben a sal
sus caricias son aire fresco,
y sus ausencias son tempestades
que navegan en el recuerdo.
Hoy le quiero remendar
sus redes con mis versos,
le canto estos poemas
poniendo mi alma en ellos.
Quiero acallar
los vientos del norte,
para que dejen la mar
en las manos del pescador,
que sabiéndola mimar
arrastrando sus redes,
dejan de remar
y sus faros encienden,
para que los peces se abriguen
al calor de ese hombre.
II
Sonó el reloj una vez más,
un día cualquiera
del mes…
¿qué más da?
y rompió el silencio
de la madrugada.
Abre los ojos,
bosteza…
y posa sus pies
en la vieja alfombra;
Lo espera la mar
preñada de bancos de peces…
y como toda buena anfitriona
ofrece,
sus más suculentos manjares.
También llora su dolor
por esas espinas,
que clavan en sus entrañas
los martillos del veneno.
A ese hombre de la mar
valiente aventurero,
que mar adentro mira al cielo
disimulando su miedo,
tal vez,
el miedo de romper mil sueños,
que mimó con esmero
cuando era pequeño.
Al entrar por la bocana
siente alivio su cuerpo,
atrás quedan tempestades
¡le abre los brazos su puerto!
porque un abanico de misterios
se ha cerrado mar adentro.
Cuando atraca en los “Caños”
respira hondo,
extiende sus redes
se fuma un cigarro,
y sembrando ilusiones
A ese hombre, publicada en:
PROGRAMA OFICIAL DE ACTOS
FIESTAS PATRONALES DE LA VIRGEN DEL CARMEN, 2001
COFRADÍA DE PESCADORES DE CARTAGENA
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