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martes, 21 de abril de 2009

SED DE TI

Al Cabo Caballero Legionario

Jorge Fernández Jiménez

IN MEMORIAM

I

El agua tenía sed

y a nuestro amigo se bebió.

Nuestro corazón se revela

contra quien tanto nos quitó.

Si no hubiese sido el agua

quizás el abrazo del viento,

o el calor de fuego,

una zancadilla en la carretera

o un simple virus que te hiriera,

te irías de alguna manera.

Pero,

ni el agua, ni el viento,

ni el fuego, ni un virus,

se llevarían tus recuerdos,

tu cariño, ni tu compañerismo

que como persona y legionario

en la tierra has cultivado.

Tantos desvelos pasados,

tantos baches superados,

se resumen en eterna espera

por unos padres destrozados.

El agua tenía sed

y no se pudo contener.

No miró tus ilusiones

ni tu sana juventud.

Sabemos que Dios te tiene

a su lado por muchas razones,

y nosotros tus recuerdos guardamos

en la taquilla de nuestros corazones.

No pensamos que tu ausencia

nos hiriera.

No pensamos que tu muerte

nos uniera.

No pensamos,

amigo Jorge,

¡que la piña se rompiera!.

Siempre serás, eterno legionario.


II

Gallardos caballeros

caminaban silenciosos

“abrigando la caja”.

No tragaban la saliva.

Un nudo de impotencia

atoraba sus garganta,

pero ellos seguían

“abrigando la caja”.

Era ocupada por un noble legionario

su fiel amigo y compañero.

El paso era lento.

-No tengáis prisa, decía el sargento.

Sobre aquella losa fría

pusieron “la caja” mientras oscurecía,

y quitándose la boina

miraban al cielo

pidiéndole a Dios

que les diera consuelo.

Esa caja oscura y fría

que acaparaba sus miradas,

acaban de introducirla

entre cuatro paredes blancas,

y cuadrándose ante la tumba

del caballero legionario

sus voces gritan al viento

entre sollozos cortantes,

la canción que bien explica

el adiós a esta vida errante.

Y volviendo tras sus pasos

mirándose entre sí,

aún no comprendían

por qué Jorge

dejó de existir.

Allí hará la eterna guardia

que el alto mando le ordenó,

y él sin querer,

como buen cristiano obedeció.

Los cipreses serán

centinelas de su sueño,

y el lucero iluminará

noche tras noche su lecho.

Allí

donde viven

los que no viven,

porque mueren

los que no mueren.

Allí se quedó enterrado

un caballero gallardo,

allí se quedó el legionario

que nunca será olvidado.


Sed de ti, publicada en:

GENTE EN CARTAGENA. 2003

A beneficio de la Casa Cuna

IMPRIME: GALINDO ARTES GRÁFICAS

DEPÓSITO LEGAL: MU-2749-2003

Antología poética, página 123

1 comentario:

La llamarada de hielo dijo...

"Y la muerte reclamó a su novio"... Hermoso, hondo y sentido, me hiciste llorar...